¡Buenos días!

Que se den pasos para que una guerra termine es siempre una gran noticia, incluso cuando, como hoy, aparecen nubarrones porque Israel sigue bombardeando Gaza y busca excusas para romper la tregua. Pero hay otras noticias que emergen por los intersticios de una actualidad saturada de novedades que revelan cambios de cocción más lenta: son las batallas del aborto y de la inmigración como síntomas de una regresión. Todo eso en medio de los sobresaltos a los que Trump nos tiene acostumbrados: ahora amenaza a España con aranceles especiales si no aumenta el gasto militar. 

El Consejo de Ministros aprobó ayer iniciar el proceso para blindar el derecho al aborto en la Constitución. Eso exige una reforma de la Carta Magna para la que es necesaria una mayoría cualificada. En la actual aritmética parlamentaria, la reforma, pactada entre el PSOE y Sumar, exige el apoyo del PP, un partido que en este asunto está divido entre los postulados más liberales y los ultraconservadores católicos. Tiene pues escasas posibilidades de prosperar. Pero hurgar en esa división es el otro objetivo político que el PSOE persigue con esta iniciativa, además de cuidar a su electorado femenino. 

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Isabel Díaz Ayuso se ha erigido en líder de la campaña antiabortista y sigue negándose a crear el registro de médicos objetores que establece la ley. Ayer acusó a Sánchez de portarse como un "machito" con ella, que sabe lo que es el aborto porque ha "perdido dos bebés", dijo. La guerra de Ayuso brinda al Gobierno la oportunidad de convertir la defensa del derecho al aborto en su gran causa contra la derecha. 

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• Nuestro editorial considera que la propuesta de blindar los derechos reproductivos de las mujeres responde a la importancia de esos derechos y al nivel de amenaza que se cierne sobre ellos.

Lo anunció ayer en Barcelona. Acuciado por la opa hostil que Vox ha lanzado sobre su electorado a costa de la inmigración, el líder del PP quiso fijar ayer la posición de su partido y evitar así seguir dando bandazos. El resultado es un discurso que incorpora los postulados de Vox y propone endurecer los requisitos para la integración de los inmigrantes. Plantea más trabas a la llegada de extranjeros, a las regularizaciones y al acceso a las ayudas públicas. Y dificultar la obtención de la nacionalidad española, que quiere condicionar a tener trabajo y a un mayor "nivel de exigencia cultural y lingüístico". "La nacionalidad no se regala", dijo, "se merece".

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• Aquí tenéis este fact-checking de Natalia Junquera sobre el plan de Feijóo. 

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Pero más allá del precio que se le vaya a exigir, la inmigración viene para quedarse. Lo refleja muy bien esta noticia: 

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• Los barceloneses de toda la vida ya son minoría en la ciudad. La encuesta sociodemográfica 2024-2025 dibuja una urbe cada vez más diversa, con migrantes de rentas muy altas o muy bajas, donde cae la pobreza, pero las desigualdades siguen siendo enormes. Os lo recomiendo.

Solo un día después de esta foto, en la que el presidente de EE UU se mostró cordial y bromeó sobre la necesidad de convencer a España para que aumente su gasto militar, llega la presión. Donald Trump amenazó ayer a España con imponer aranceles a sus productos si no aumenta el gasto en defensa hasta el 5% del PIB. "Estoy muy descontento con España", dijo al término de una entrevista con Javier Milei. Esta es su forma de convencer, 

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• De momento es solo una amenaza, y ya sabemos que no siempre las cumple. Como tampoco cumple siempre las promesas, ni siquiera cuando se trata de aliados como Javier Milei. Trump condiciona ahora el rescate de la maltrecha economía argentina a la victoria de Milei en las elecciones del 26 de octubre. Curiosa forma de ayudarlo.