A principios de febrero, las seis mujeres que hacemos parte del equipo de Planeta Futuro nos preguntamos qué contenido preparar para el 8M. “¿Y si hablamos de otros feminismos?”, nos preguntamos. O, mejor dicho, ¿y si hablamos de más feminismos?, ¿de lo que hay más allá de las reivindicaciones y preocupaciones de personas blancas y europeas?
“¿Y si ellas mismas lo cuentan?”, planteamos. Porque lo mismo daba buscar otras voces, si nosotras terminábamos filtrándolo, escribiéndolo y enfocándolo como, desde Madrid, creíamos que debía contarse. Por eso, resolvimos formular cinco preguntas sobre feminismos, desigualdades, reivindicaciones, contextos y riesgos y pedirles a ellas que respondieran libremente en un vídeo vertical grabado. Creamos un manual en inglés, español y francés con instrucciones para que pudieran grabarse donde quiera que estuviesen. Con esto en mano, comenzamos a buscar mujeres de África, América Latina, Asia, Oriente Próximo y de la diáspora.
Nos llegaron relatos desde Gao (Malí), Daca (Bangladés) y Coahuayana de Hidalgo (México). También pudimos grabar directamente en Madrid a una mujer migrante paraguaya y a una jueza afgana que estaba refugiada. Claro, hubo dificultades por cuenta de las conexiones a internet, el idioma, las habilidades digitales. Nos apañamos juntas, a distancia, para publicar cinco vídeos que se distribuyeron en EL PAÍS y en sus redes sociales.
La magistrada afgana Fariba Quraishi, que en su país juzgó casos de crímenes contra mujeres, lamentó que en Afganistán ya no haya abogadas ni juezas que puedan trabajar en casos de violencia de género. La feminista maliense Fatimata Touré, a sus 69 años, se las arregló para grabarse con su móvil y denunciar cómo las mujeres en Malí no solo se enfrentan a obstáculos para ejercer posiciones de poder en la política, sino, también a violencias en medio del conflicto armado.
La educadora bangladesí Rehana Parvin criticó cómo la sociedad y las familias ponen barreras para que las jóvenes lleguen a la educación superior. La buscadora mexicana Evangelina Contreras nos dijo que no se consideraba feminista. Pero, incluso fuera de ese marco, nos relató cómo la búsqueda de desaparecidos (y los riesgos que eso conlleva) es una causa mayoritariamente femenina.
Y la migrante paraguaya en España y activista por los derechos de las trabajadoras del hogar, Edith Espínola, sin rodeos, aseguró que “ser feminista es ser antirracista” y que el movimiento no puede ser ajeno a los sectores precarizados ni a las minorías. "Para mí las barreras son distintas a cualquier otro feminismo, que en este caso sería el hegemónico blanco europeo”, afirmó.
Dio la casualidad que, este año, la Comisión 8M eligió como lema de la manifestación en Madrid ‘Feministas antirracistas ¡a las calles! Nos va la vida en ello’. Hablaron de ello en las calles y hablamos de eso este 2025 en Planeta Futuro.
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