Una droga peor que el fentanilo arrasa en África Occidental, pero poco se habla de ella y tampoco hay grandes inversiones para detener su avance. Pepe Naranjo y Juan Luis Rod viajaron hasta Guinea-Conakry para documentar los efectos letales del kush. Esta droga sintética, que irrumpió por primera vez en Sierra Leona hace tres años, está compuesta de nitazenos, opioides sintéticos y cannabinoides hasta 25 veces más letales que el fentanilo (que sí que ha sido noticia en EE UU). Es barato, popular entre los jóvenes y un gancho perfecto con el que los traficantes de drogas atraen a personas pobres para hacerlas dependientes de estos y otros estupefacientes. “Esta sustancia se adora y se odia a la vez”, contaba un joven en el centro Sajed para la atención a drogodependientes, ubicado en la periferia de Conakry. El centro, que funciona con unas pocas donaciones privadas, apenas tiene capacidad para alojar 16 personas y prestarles primeros auxilios y atención psicológica.
En Sierra Leona y Liberia, los gobiernos ya han declarado la emergencia sanitaria por los altos niveles de consumo. De hecho, hace un par de meses, publicamos otro reportaje sobre el impacto del kush en Liberia. La reportera Graziana Solano contaba cómo las mujeres habían terminado envueltas en el último eslabón del negocio. Lo hacían porque buscaban ganar algo más de dinero en un país donde casi la mitad de la población vive bajo el umbral de pobreza multidimensional.
Y hablando de mujeres… Esta semana, nuestra compañera Patricia R. Blanco, se sumergió en los datos del Gender Snapshot 2025 (Panorama sobre el género 2025) de ONU Mujeres, el termómetro de las brechas de género en el mundo. Hay buenas y malas noticias. Una buena es que la mortalidad materna ha caído un 40% en lo que va de siglo. Una mala es que 708 millones de mujeres en el planeta están fuera del mercado laboral porque sobre ellas aún cae el trabajo doméstico y de cuidados sin ninguna remuneración.
Estos también han sido días para estar atentos a la guerra de Sudán. Marc Español ha publicado un reportaje sobre la lenta y dolorosa caída de El Fasher. La ciudad, sitiada por los grupos paramilitares, lleva más de un año sin poder acceder a ayuda humanitaria y ha sufrido ataques cada vez más violentos en las últimas semanas. Marc, además, ha puesto la lupa sobre el deslizamiento en el pueblo de Tarsin. Aunque en un principio se habló de 1.000 muertos, hay versiones que reducen la cifra a apenas siete. Detrás de estas más que dispares cifras hay una batalla por el relato en la guerra y la evidencia de la enorme dificultad de obtener información fiable en el país con la mayor crisis humanitaria del mundo.
Para no despedirnos con el amargo sabor de las malas (pero muy necesarias) noticias, no puedo dejar de recomendarles un reportaje de Sol Acuña sobre el biama, un baile que ya era popular en Costa de Marfil, pero que ahora es un auténtico boom gracias al impulso que le ha dado TikTok. Lo mejor de todo, es que los retos virales de la red social han llevado al hermanamiento de generaciones. “Si quieres bailar en mi equipo debes cumplir ciertos criterios: la disciplina, ir al colegio, respetar a tus padres, ser educado y aplicado y siempre cumplir con los horarios de trabajo. El que no siga esas reglas, no puede estar conmigo”, aseguraba Madouro, una de las estrellas del biama en TikTok.
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